El huevo es uno de los alimentos más recomendados por los profesionales de la salud por los numerosos beneficios que ofrece a nuestro organismo. Rico en proteínas, vitaminas, minerales y grasas saludables, estos productos son incluídos en las más diversas dietas, pero, en ocasiones, despiertan curiosidad por algunos detalles que presentan al romper el cascarón.
¿Huevo revuelto o cocido? Cuál conviene consumir para aprovechar sus nutrientesEntre lo más llamativo que podemos encontrar en un huevo se encuentra la llamado chalaza, un filamento blanco y fibroso al que la sociedad suele asociar al cordón umbilical de un pollito o a una vena. Estos suelen encontrarse en la yema, uno en la parte superior de la cáscara y otro en la parte inferior y genera un interrogante en los consumidores: ¿es seguro su consumo?
Hilo blanco en los huevos: cuál es su función
Según explican los especialistas, la chalaza se trata de dos estructuras en forma de cuerda formadas por proteínas, que se adhieren a la yema con el objetivo de protegerla al chocar contra los lados de la cáscara del huevo.
Cuando el huevo está entero, la chalaza mantiene la yema en suspensión para que esta se quede en el centro de la clara y no toque los bordes del interior de la cáscara. De hecho, ese es el motivo por el que la yema del huevo se queda en el centro del mismo al cascarlo, al freirlo o al hervirlo.
¿Es seguro comer la chalaza del huevo?
Aunque hoy en día aún existen dudas, y los más pequeños suelen intentar retirar esta cuerda filamentosa y gelatinosa del huevo, es completamente seguro su consumo. De hecho, incluso llega a desaparecer totalmente tras la cocción del huevo.
Por otro lado, lejos de ser un signo de mal estado del huevo, la chalaza es precisamente un factor indicativo de frescura.
Con el paso de los días tras la puesta del huevo, la chalaza va perdiendo su característico color blanco, llegando a ser invisible. Si esto ocurre, es decir, que al cascar un huevo no se vea nada de chalaza, puede ser síntoma de que el huevo está en mal estado o a punto de llegar a su caducidad natural.
Así pues, además de tener en cuenta el aspecto general y el olor del huevo a la hora de su consumo, habría que tener en cuenta dos cosas más: que se vea la chalaza, y que la yema esté más o menos centrada en el mismo, ambos signos de que sigue fresco y totalmente apto para su consumo.
Otros mitos sobre el huevo
Entre los mitos más populares sobre los huevos, uno de ellos son las "manchas de sangre" y las "manchas de carne". En ambos casos, como explicó el doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel Ángel Lurueña, se tratan de pequeñas hemorragias del pollito por un lado, y sangre oxidada y otros tejidos por el otro. De nuevo, se trata de algo natural, y no es indicativo de sufrimiento animal o de mal estado del huevo.
Finalmente, están los huevos con cáscara arrugada. Una vez más, Lurueña indica que este "defecto" no afecta a la seguridad y composición del huevo: se asocia a una posible bronquitis en la gallina que puso el huevo, pero dicho defecto no va más allá de lo visual. A nivel de consumo, no habría problema alguno.